La Fe me llevó hasta Ti Señora
desde el borde del infernal abismo
entonces mi corazón sintió la dicha
de que Tú me librarías del más oscuro destino.
Reina y Madre de la Montaña
dulce auxilio para Tus hijos
a quienes guardas con Celestial ternura
en el refugio de Tu Corazón bendito.
Lágrimas rodaron por mi alma
al protegerme Tú entre sueños divinos
cuando un pajarillo cantó al alba
el Amor de Dios Padre El Altísimo.
En éxtasis... bajo Tú Luz Hermosa
hablamos de Tu Jesús resucitado. ¡Vivo!
y ahora le sigo a Él donde quiera que vaya
sempiterno Señor y Dios mío.
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