A mi esposa Adela
Dios nos unió en Santo
Matrimonio
con bendiciones y
dulzuras
pero ocultos estaban los
vacíos
que nos rasgaron el alma
y hasta la ternura.
Hoy quiero mirar sereno
el pasado
y ofrecerte el Santo Rosario
y a Nuestra Señora de Fátima
para reavivar el amor de
aquel entonces
que tan lleno de gracia
nos ilusionara.
Y mañana...me entregaré a
ti mujer
sin oscuridades ni
precipicios
a ti que eres mi corazón
más radiante
pues ante Dios me desposé
contigo.